cuándo acudir al logopeda

En general, cuando hablamos de qué es un logopeda, la gente lo asocia a la persona que enseña a pronunciar la /R/ en los niños, o que les ayuda a hablar, incluso la persona que está en el colegio. Pero esto es erróneo, si que es verdad que el logopeda enseña a pronunciar la /RR/ en los niños, y la /S/, la /Z/… todas las letras que les cueste pronunciar, pero también, realiza la evaluación e intervención en otros tipos de dificultades o patologías, como problemas al comer. Y por supuesto, NO somos los que estamos en el colegio, ya que esa figura es el maestro de Audición y Lenguaje (que no es lo mismo) pero estaría genial que en todos los coles pudiésemos trabajar conjuntamente las dos figuras.
Además, cuando hablamos de logopedia, siempre se tiende a pensar que sólo es para los niños, pero NO, no sólo trabajamos niños, sino que también trabajamos con bebés, adultos y tercera edad, por tanto, somos profesionales que abarcamos una gran cantidad de patologías y dificultades, que aparecen tanto en el desarrollo como sobrevenidas.
A continuación, os dejo una serie de desviaciones que indican que es necesario acudir al logopeda para prevenir, diagnosticar e intervenir en cada tramo de edad.
De 0 a 6 meses
- El recién nacido presenta dificultades de succión.
- El bebé no reacciona ni se orienta hacia el sonido o voz.
- No hay muestras de sonrisa social.
- No mantiene el contacto ocular.
- No hay emisión de sonidos o balbuceo.
De 6 a 12 meses
- El bebé presenta dificultades ante el cambio de consistencia alimentaria.
- El bebé no dirige la cabeza al oír su nombre.
- No reacciona ante los cambios de entonación de sus interlocutores.
- No comprende las palabras más familiares.
- No imita ni emite sonidos con intención comunicativa.
- No balbucea.
- No responde a los intentos de juego.
De 12 a 18 meses
- El niño no usa el gesto para pedir algo.
- No comprende órdenes simples de negación o reclamo.
- No aparecen las primeras palabras con significado. (Papá, mamá…)
- Pierde habilidades ya adquiridas.
De 18 a 24 meses
- Al niño le cuesta aceptar los alimentos sólidos y se le resiste masticar.
- No usa palabras para controlar su entorno.
- No ha aparecido el «NO».
- No reconoce/nombra partes de su cuerpo.
- No dice papá o mamá
2 años
- No hay muestras de juego simbólico.
- El niño no dice su nombre.
- No se expresa con frases de 2 o 3 palabras.
- El aumento de vocabulario es muy lento. (Vocabulario menor a 50-100 palabras).
- No sigue instrucciones simples.
- Lenguaje inteligible.
3 años
- Muestra conductas inapropiadas (empujar, pegar…) al relacionarse con los iguales.
- El repertorio de vocabulario es limitado (tiene pocos verbos, no hay muestra de plurales, no usa preposiciones, etc.).
- El repertorio de funciones comunicativas es muy reducido (no formula preguntas, negaciones…).
- No comprende explicaciones sencillas.
- Se observa salivación o babeo constante.
- Presenta alteraciones en la oclusión dental.
4 años
- Habitualmente respira con la boca abierta.
- Al niño le cuesta hablar fluidamente y tartamudea con frecuencia.
- Su habla solo es entendible por las personas de su entorno más próximo.
- Presenta dificultades para explicar cualquier situación cotidiana.
- Le cuesta relacionarse con iguales y prefiere jugar solo.
5 años o +
- La lengua se visualiza demasiado al tragar.
- Pierde la voz a menudo o su timbre es peculiar.
- Ante una situación que exige una explicación oral el niño comunica que no sabe o no se acuerda.
- Presenta alteraciones en la articulación de algunos sonidos del habla.
- Le cuesta demasiado conjugar los tiempos verbales.
- Se le resiste el aprendizaje de la lectura y escritura.
- Escasa atención a cuentos o historias largas.
Adultos y/o tercera edad
- Ser diagnosticado de nódulos, pólipos,…
- Encontrarse «afónico» o ronco con bastante frecuencia (disfonía).
- Tener dificultades a la hora de deglutir (tragar).
- Ser diagnosticado de alguna enfermedad neurodegenerativa como Parkinson, Alzheimer, ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), Huntitong, Esclerosis múltiple …
- Haber sufrido un accidente cerebro-vascular (Ictus).
- Pérdidas de lenguaje, vocabulario, memoria, atención, cálculo…etc.
- Ha sido entubado y nota cambios en la voz y dificultad al tragar.
Verónica del Villar ?
Logopeda nº col 09/444