ICTUS Y LOGOPEDIA - Centro Psicología y Logopedia Gaia
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ICTUS Y LOGOPEDIA

ICTUS Y LOGOPEDIA

El ictus también llamado accidente cerebro vascular (ACV) es el causante de un volumen extenso de muertes o incapacidades en el mundo entero, siendo (en occidente) el tercer motivo de muerte tras las patologías del corazón y los cánceres, ademas de ser la causa más común de incapacidad severa. 

Definimos al ictus como “un síndrome clínico caracterizado por síntomas de rápido crecimiento, señales focales y a veces globales, pérdida de la función cerebral, con síntomas que duran más de 24 horas o que conducen a la muerte, sin causa evidente a excepción vascular, el resultado después de un ACV dependerá de la zona de lesión y su alcance, a parte de la edad y estado previo del paciente”. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el ictus como “un síndrome clínico, presumiblemente de origen vascular, que se caracteriza por el desarrollo rápido de signos de compromiso neurológico focal (y en ocasiones global) que duran más de 24 horas o llevan a la muerte”. 

Entre los distintos tipos de ACV, el hemorágico tiene mayor riesgo de muerte que el isquémico, tras la primera semana después de padecerlo. 

Existen varios tipos de ictus: 

– Ataque isquémico transitorio (AIT): es un acontecimiento isquémico focal (en un área específica) de un transcurso inferior a las 24 horas, reversible y sin deterioro neurológico persistente tras su finalización. En este tipo es importante realizar una buena anamnesis. Pueden ser de tipo carotideo o vertebrobasilares. 

  • Los AIT carotideos destacan por: 
    • Deterioro motor de las extremidades. 
    • Pérdida de visión en ojo del mismo lado o contralateral.
    • Signos sensitivos en hemicuerpo y/o hemicara contralateral.
    • Afasia, si el hemisferio perjudicado es el dominante para el lenguaje. 

  • Los AIT vertebrobasilares se caracterizan por:
    • Deterioro motor de cualquier agrupación de miembros superiores e inferiores y hemicara izquierda y/o derecha. 
    • Signos sensitivos que inciden en el lado izquierdo, derecho o a ambos. 
    • Pérdida de visón en uno o ambos campos visuales homónimos. 
    • Existencia de dos o más síntomas: disfagia, disartria, vértigo, diplopía, ataxia. 

– Infarto cerebral o ictus isquémico: es causado por un descenso de la circulación sanguínea a través de las arterias de una determinada zona del cerebro (isquemia cerebral) durante un tiempo prolongado, con un déficit neurológico superior a 24h. Existen diversos tipos: 

  • Trombótico: estenosis de una arteria cerebral intra o extracreneal. El trombo se desarrolla sobre una placa ateroesclerótica u otra lesión vascular. 
  • Embólico: ocurre por una obstrucción de una arteria por un embolo distal a un punto donde existe un adecuado flujo colateral. Puede ser arterio-arterial, cardiaco-paradójico. 
  • Hemodinámico: surge porque la perfusión cerebral está descendida debido a una hipotensión arterial y el flujo compensatorio colateral es insuficiente. 

– Infarto hemorrágico o ACV hemorrágico: ocurre cuando la sangre se sale del encéfalo por la fisura de un vaso. En función de su localización puede ser una hemorragia cerebral o una hemorragia subaracnoidea.

Es importante conocer las señales que nos indican que estamos sufriendo un ictus y así llamar urgentemente al 112:  

  • Alteración brusca en el lenguaje, con dificultades para hablar o comprender. 
  • Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo. Generalmente se nota debilidad o adormecimiento en un brazo, pierna o mitad de la cara.
  • Alteración brusca de la visión, como pérdida de visión por un ojo, visión doble o incapacidad para apreciar objetos en algún lado de nuestro campo visual.
  • Pérdida brusca de la coordinación o el equilibrio, incluso mareos. 
  • Dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales.

Factores de riesgo: 

  • Edad: A partir de los 60 más probabilidad. 
  • Sexo: Más en hombres que mujeres. 
  • Antecedentes de ictus en familia.
  • La hipertensión arterial: Valores superiores a 140/80 deben ser controlados periódicamente por el médico.
  • Las personas con enfermedad cardiaca (sobre todo angina de pecho o infarto de miocardio) tienen mayor riesgo de padecer un ICTUS.
  • El consumo de tabaco y drogas.
  • El consumo excesivo de alcohol.
  • Grasa en sangre (colesterol y triglicéridos)
  • La obesidad.
  • La vida sedentaria

El tratamiento de los pacientes que han sufrido ictus u otras patologías neurológicas  debe ser temprano, individualizado, intensivo e interdisciplinar.

  • Temprano: Importante comenzar el tratamiento de forma precoz, es decir, en cuanto el paciente se encuentre estable clínicamente.
  • Individualizado: En cada paciente se produce una única combinación de síntomas y alteraciones que deben ser tratadas de forma individualizada por profesionales expertos en neurorehabilitación.
  • Intensivo: Resulta esencial ajustar la intensidad del tratamiento a las capacidades y necesidades del paciente con daño cerebral en cada una de las fases de la rehabilitación.
  • Interdisciplinar: será tratados por múltiples profesionales que trabajarán coordinados, por si solos el tratamiento no tendrá efecto. 

Las principales secuelas de un ictus son: 

  • Alteraciones del control motor: pérdida de movimiento voluntario total o parcial, disminución de la fuerza, alteraciones del tono muscular, dificultades en la coordinación y el equilibrio.
  • Alteraciones sensoriales: problemas visuales, problemas de sensibilidad superficial (táctil, térmica o dolorosa) y/o profunda consciente (sensibilidad ósea, vibratoria, de los movimientos…) o inconsciente (tono muscular, coordinación y estabilidad)
  • Alteraciones de la deglución como la disfagia.
  • Alteraciones de la comunicación: afasia, disartria, anomia.
  • Alteraciones cognitivas: dificultad para orientarse (heminegligencia), problemas de atención, memoria y percepción.
  • Alteraciones conductuales: impulsividad, agresividad, ausencia de conciencia de déficits neurológicos (anosognosia), cambios en la conducta social.
  • Alteraciones emocionales: ansiedad, depresión, apatía, labilidad, irritabilidad, intolerancia a la frustración.

Las principales secuelas que tratamos los logopedas son: 

  • Afasia: trastorno de la comunicación que afecta a la expresión y/o comprensión oral y/o escrita. Cerca del 42% de la población que ha sufrido un ACV está diagnosticada de afasia. 
  • Disartria: trastorno que afecta al control motor de la musculatura oral implicada en la articulación de las palabras. 
  • Anomia: dificultad para nombrar objetos, personas, cosas.. 
  • Disfonía: cambios en las cualidades de la voz secundarios a una parálisis cordal o debilidad muscular fonatoria.
  • Apraxia del habla: desorden motor del habla que dificulta la programación y planificación de los movimientos motores. 
  • Disfagia: dificultad para alimentarse que aparece en cualquier fase de la deglución. Entre el 37-78% de los pacientes lo sufren siendo una de las principales causas de mortalidad. 

La principal labor del logopeda será conseguir una comunicación efectiva ya sea oral/escrita o por medio de sistemas de comunicación, para que así la persona no se aísle y pueda seguir relacionándose. 

El logopeda es el encargado de evaluar, diagnosticar y tratar las alteraciones de la comunicación y la deglución de forma individual. 

La rehabilitación debe ser individual e inmediata, es decir, adaptada a las necesidades de la persona y que sea tratada cuanto antes.