La composición de la familia varía de sociedad en sociedad; todas ellas tienen en común que se establecen vínculos muy fuertes entre todos los miembros. Constituye un núcleo fundamental de la sociedad por las funciones asistenciales, educativas y de socialización que realiza con los menores y con los adultos.
Las intervenciones familiares parten de considerar las personas en su contexto primario, la familia.
Trabajar desde un enfoque familiar nos permite ampliar el foco al que prestamos atención dándonos una visión más rica y un mayor margen de maniobra. En el caso de los niños es aún más enriquecedor, si tenemos en cuenta que su cerebro no ha completado su desarrollo y necesita un cerebro adulto que haga el papel de “ayudante” para completar este proceso de una forma saludable.
La familia es la primera unidad social donde el niño se relaciona y donde se hace posible el desarrollo de competencias, valores, actitudes y comportamientos respetuosos que se manifestarán tanto dentro del núcleo familiar, como en los diferentes contextos en los que interaccionen, ya sean sociales, académicos o laborales.